¿Vivir al límite es recalentar la paella del mercadona y esperar que esté buena sin bañarla en limón?

Creo que no.

Arriesgar, es escribir “tetas” con todos sus caracteres.

En esta época del buenismo woke, lo revolucionario, es publicar la foto de unos senos y confiar en que no te bloqueen los cuidadores de la moral.

Me tiemblan las canillas.

Os recuerdo que censurar el arte es una insensatez, pero ya me espero de todo.

Ante tanta involución me apetece hablarte de Sarah.

A ver, Marta, ¿te juegas el troleo por una pintorcilla americana del XIIX que ni Perry conoce?

Me la juego y subo dos, volvemos a la poza helada y compramos las letras de la calle.

 

Arte: Belleza escondida

Sarah Goodridge se llama mi diosa de la semana y es una de las artistas miniaturistas más exquisitas de nuestra historia.

Te hago biopic.

Se enamoró de un político, Daniel Wester que estaba casado y tenía muchos hijos.

Se quedó viudo.

Sarah, con enorme sutileza, le envió sus pechotes como prueba de amor.

Pero el tipo pasó del tema y se casó con Caroline, la millonaria.

Sarah dijo: 一 Ok, ya iremos viendo. 一 Se abrió camino como pintora y estrenó su propio estudio.

Aprendió a cortar finas láminas de marfil y a pintar con la cantidad precisa de agua y pigmento.

Moldeaba la pasta caliente, la lijaba y engrasaba para que el color se quedara adherido.

Tenía paciencia, maestría y talento.

También tenía buenos ingresos y la agenda cargadita de encargos.

Bien por ella.

Ahora llevamos un montón de fotos en nuestros móviles.

Clic-clic y tienes a tu churri poniendo morritos.

Pero, en el 1800, las miniaturas era la única manera de llevar al ser querido cerca del corazón.

Sarah era tan brutal en lo suyo que, con solo dos o tres obras a la semana, se hizo con un casoplón en Boston y se aseguró un porvenir.

Los haters la despreciaban.

Ya imaginas.

¿Una mujer con criterio propio?

¿Independiente y sin necesidad de marido?

No debió ser fácil, pero vivió a su manera.

Otro brindis por ella.

Tanto detallismo la dejó ciega y murió un año después de su crush.

Todavía se conservan cartas “no puedo estar más sin verte”.

Ella está enterrada en el Mount Auburn Cemetery de Massachusetts.

La obra, “Belleza revelada”, del tamaño de una credit card, está en el Metropolitan dentro de una cajita forrada en tafilete rojo.

Sus miniaturas son mensajeras silenciosas de lo efímero de la belleza humana.

Me despierta una ternura y una valentía enorme.

Belleza revelada obra de Sarah Goodridge
Belleza revelada obra de Sarah Goodridge

Hablando de senos, ¿te cuento otra cosa?

He arrancado las almohadillas de mis bikinis.

 

Bienestar personal, Exposición al frío

¿Recuerdas la poza de hielo de mi club pijo?

Bien.

He llegado a contar 23 segundos en inmersión.

Otro triunfo desbloqueado.

Cuando llegue a los 2 minutos, te regalo mi abono en el Real.

Vamos con mi descubrimiento.

Algunos bikis vienen con unos triángulos de gomaespuma para la parte de arriba.

Son demasiado finos para que hagan pushup y tardan mogollón en secarse.

Es un añadido que se hace bola y molesta.

¿Para qué narices han metido eso ahí?

Me he dado cuenta de un detalle retorcido y me he caído del guindo a la poza.

¡Es para que no se noten nuestros pezones! [Otra palabra prohibida en la misma carta. Me banean seguro]

Nada más llegar al vestuario los he arrancado de mi vida.

No más triángulos.

No more triangles.

Y ahora mira.

Te traigo 5 datos fréscules sobre la exposición al frío:

  1. Promueve la pérdida de grasa
  2. Ayuda a controlar la inflamación.
  3. Fortalece el sistema inmune.
  4. Fomenta el equilibrio hormonal.
  5. Mejora la calidad del sueño.

Seamos prácticas.

Tampoco necesitas comprarte una bañera de hielo.

¡Vaya trasto!

He preguntado a mi entrenadora de confianza:

  • Antes de nada, revisa tu corazón y consulta con tu médico.
  • Empieza con duchas frías cortitas de 30 segundos de agua fría y aumenta hasta llegar a los 2 o 3 minutos.
  • Sal del frío cuando empieces a sentir incomodidad.

Ya me contarás.

Vamos a terminar con unas letras callejeras que me tienen loquita.

 

Diseño: Homeless Fonts, la tipografía de la calle

Cuando estudiaba diseño gráfico (en el pleistoceno) nos hacían cortar las tramas (pegatinas) con un cutter Exacto.

Las míticas Letraset (DinA3 con muchas letras) tenías que ir pegándolas una a una en tu diseño.

Aquí la T, ahora la E, y así hasta que terminabas el titular.

Escucha esto.

En Barcelona, ciudad añorada que espero que recupere su esplendor, la Fundación Arrels ha tenido una gran idea para financiarse.

Homeless fonts es la primera web que permite comprar tipografías realizadas por personas sin hogar.

Son potentes letras llenas de historia y expresión que dignifican a Ana, Loraine, Luis, Gema o Francisco.

Es brutal cómo han conseguido que la tipografía sea una herramienta para el cambio.

Ana María dice que, cuando estás en la calle, todo ayuda, hasta un simple “Buenos días”

Ella tiene otra historia de amor.

Como la de Sarah.

Como la de tantas otras.

Y yo vengo cada semana a contártelas.

Porque todo el mundo merece ser visto y escuchado.

¿A que sí?

 


P.D: Mis 4 recomendaciones:

📖 Un libro ↣ El director: secretos de intrigas de la prensa narrados por el director de El Mundo, David Jimenez García

🍿 Una peli ↣ «El Insulto» Película libanesa dirigida por Ziad Doueiri

🍽️ Una comida ↣  El caldito gallego de mi abuela Paquita.

🎙️ Un pódcast ↣ Loca por la tinta, de Blanca Muela