Llega el cambio de temporada y tenemos que enfrentarnos a la engorrosa tarea de hacer cambio de armario.
No sé tú, pero yo en este sentido era la reina de la procastinación y mi outfit básico consistía en sandalias con jersey de lana hasta bien entrado el verano o el invierno según correspondiera.
Al final, el catarrazo de turno me solía poner en mi sitio y a regañadientes reservaba una tarde de domingura para doblar, guardar y almacenar tropecientas camisas junto con un buen puñado de bolas de naftalina.