por Marta Sanmamed ·
En artículos anteriores, hemos hablado de ecotruquis relacionados con el mundo de la moda.
Y puedo imaginar que ya has hecho tu armario cápsula y llevado la ropa a alguna asociación donde sabemos que la emplearán de la mejor manera.
Si todavía no lo has hecho ya estás tardando.
Pero hoy hablamos de la naftalina prohibida que no está prohibida pero debería…
Aunque hayamos reducido nuestro vestuario de manera drástica (e inteligente) alguna prenda tendremos que guardarla hasta la temporada que viene y aquí surge otro jaleo mental insostenible:
Verás, yo he vivido en el campo durante largas temporadas y jamás me he topado con estos bichos.
Cuestión de suerte o es que se están extinguiendo igual que las abejas…
Te propongo un regreso al pasado y seguir las recetas de nuestras abuelas fabricando de manera casera, una barrera natural y sostenible.
Pero antes veamos los secretos que esconde la naftalina.
A la naftalina también se la llama el alquitrán blanco y son esas bolas blancas que nuestra madre nos decía que no tocásemos pero que ellas metían a puñados en los sacos de la ropa.
Esas bolas blancas contienen naftaleno como ingrediente activo y una exposición prolongada a estos gases puede provocar tos, irritación ocular, náuseas, dolores de cabeza, vómitos y diarrea.
Un completo vaya, y no te cuento sus efectos si accidentalmente entrase en nuestro organismo… Da miedo y ni siquiera huele bien.
También se pueden comprar antipolillas que se cuelgan en la barra de los percheros.
Estas pinzas suelen ir decoradas con un atractivo ramillete de lavanda pero si lees la etiqueta trasera verás que pone «empentrín», que es una sustancia sintética usada en insecticidas de amplio espectro.
Éste químico, aseguran que es inocuo para las personas pero no tanto para el árbol reseco y el pez boqueando que figuran dentro del triángulo rojo.
Llámame observadora, pero a mí este tipo de iconos no me invitan a comprar el producto.
Siempre hay alternativas y éstas son las que te propongo porque a mí me están funcionando:
Te aconsejaría plantar un cedro si tienes espacio, pero lo práctico es recoger unas astillas de madera de su tronco o comprar unas bolas creadas a partir de su madera.
También puedes usar aceite esencial del cedro y rociar unas gotas sobre estas bolas para potenciar su efecto pero ¡ojo que pueden manchar tu ropa!
Yo utilizo el aceite esencial de lavanda de Alcarria Natura de Guadalajara es muy concentrado y no me dan un duro por hacerles promo porque ni los conozco.
La madera de cedro antiguamente se utilizaba en la fabricación de los cajones de los armarios por sus propiedades antisépticas.
Si rocías unas gotas del aceite esencial sobre astillas o bolas de madera, te durará eternamente y es muy eficaz pero también puedes aprovechar la temporada de otoño para recolectar tu ramillete de lavanda fresca y colocarlo en tus cajones.
Y por último puedes hacer un mix, metiendo flores naturales de lavanda, laurel y clavo en unos sacos de tela que podrás colgar de tu perchero o en los cajones donde guardes tu ropa.
Utiliza remedios naturales para proteger tu ropa y protegerás al planeta.
Último tip: Si quieres bañarte en lavanda te aconsejo visitar los inmensos campos de Brihuega cuando están en flor porque es una delicia, a mí me inspiraron tanto que hice el «Giardino campo de lavanda» que estuvo expuesto en el Palacio del Infantado de Guadalajara.
Etiquetas: ropaarmarioscedroecologíaecotruquiguadalajaralavandamoda sosteniblenaftalinapolillassostenibilidad
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