¿Has oído hablar del «Quitters Day» o día del abandono de nuestros propósitos de Año Nuevo?

Según estudios, suele ser alrededor del 19 de enero.

Pero aquí, entre nos, ¿quién necesita esos estudios cuando ya nos hemos zampado esa caja de chocolate que juramos no tocar?

Vamos a verlo.

¿De dónde salió esto?

Este término fue acuñado por Strava, la famosa red social para atletas.

En un alarde de análisis de datos, Strava examinó más de 800 millones de actividades de usuarios para descubrir que el segundo viernes de enero era el día en que la mayoría de las personas informaba un declive notable en sus actividades físicas.

Esto, por supuesto, se interpretó como el abandono de sus propósitos de Año Nuevo.

El Quitters Day: más normal que un cajón con calcetines desparejados

Somos mortales con grandes aspiraciones y empezamos enero con una lista de deseos más optimista que la carta a Papá Noel de un niño de cinco años.

Desde «me haré un maratón» hasta «aprenderé aeroyoga», la lista es tan larga como improbable.

El Quitters Day llega el recordatorio cruel de que, a veces, comer más de lo que puedes masticar solo ocasiona… bueno, una mandíbula desencajada o un atragantamiento.

¿Por qué abandonamos?

La ciencia detrás de este fenómeno es tan fascinante como preocupante.

Según los psicólogos, la motivación inicial del Año Nuevo se desvanece debido a metas poco realistas, la falta de hábitos sostenibles y, bueno, la vida misma, que no siempre se alinea con nuestros propósitos.

La ironía es que un término acuñado por una plataforma diseñada para motivar a las personas a ser más activas se ha convertido en sinónimo de renuncia.

Pero, ¿no es así la vida a veces? Nos enseña que la perseverancia es genial, pero ser realista y amable con nuestro ser es aún mejor.

En lugar de ver el Quitters Day como un fracaso, ¿por qué no lo vemos como un recordatorio de que somos humanos y que está bien ajustar nuestras metas?

A fin de cuentas, cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo.

¿Y si damos la vuelta al guion?

Pero, ¿qué pasaría si, en vez de rendirnos, reinventamos este día?

Aquí van algunas ideas para transformar el Quitters Day en algo menos «quitter» y más «glitter«:

1. Fiestón de abandonos: invita a tus amigos a una reunión donde cada uno comparte la resolución que ya abandonó. ¡El premio va para la más absurda!

2. Día del «¿y por qué no?»: ¿por qué no tomar ese día para hacer algo completamente fuera de tu lista de compromisos?

3. Metas más cortas: ¿querías leer 50 libros este año? Cambia la meta a 5 y celébralo.

¿Quién necesita un Quitters Day?

Al final del día, el Quitters Day solo es un recordatorio de que somos personas.

Y ser humano es un arte, no una ciencia exacta.

Así que, si ya dejaste atrás alguna promesa incumplida, recuerda: siempre hay un nuevo día para empezar… o para reinventar el juego.