Marga camina en círculos.

Se ha apuntado a crossfit. 

La semana pasada se hizo un Total Facial Repair y acaba de matricularse en otro webinar de humo.

Marga es una mula y como tal arrastró a su marido a la consulta de un coach TEDx a razón de 150 pavos la hora.

Ella estaba convencida de que marido estaba depre. 

Contrastó en Google los síntomas: ausencia de interés generalizada, exceso de sueño, falta de higiene personal, sexo perezoso, cervezas y series.

Las cervezas y las series son de mi cosecha.

No te quiero engañar.

Lo curioso es que marido´s Marga es el tipo de siempre en el sofá de siempre.

Jamás se le ha visto plumero en mano, planeando una escapada o jugando con los hijos.

Astenia para todos

El diagnóstico que le dieron era algo parecido a la astenia y marido volvió a su sofá a seguir con lo suyo.

— Mira Marga, si estamos a setas es bien, pero si vamos a Rolex… la llevas cagando años ¿y qué?

Lo de los Rolex es de boomer ¿verdad?

— Fracasar es tu privilegio, Marga. No te digo más.

Pero sí le dije  más y muchas veces más porque el deber de las amigas es dar la turra hasta que nos echen a patadas o despierten.

Me revienta que las Margaritas se marchiten.

Lágrimas negras

Su pena negra se llama, la ‘falacia del costo hundido’ (sunk cost fallacy).

Lo que oyes.

Y te lleva a la ruina porque no te deja aceptar el error. Cuanto más inviertes (pasta, tiempo y recursos) en un negocio o relación, más te cuesta echar el cerrojazo.

Se lo acabo de decir a Marga.

Me ha dejado en visto.

El espabilao del coach ha funelizado a mi amiga para que convierta en su diván cada 15 días. 

Tengo que copiar ese CTA.