Iba a hablarte de mi libro, pero es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y es un buen temita para feministas despistadas como yo.

Este post iba, por este lado.

El miércoles te puse este mensaje «Hiperventilando en la sala de espera, dando palique a la impostora y deseando que en la vending haya lexatines. Así se viven las interminables horas después de enviar el manuscrito a tu agente literaria»

Iba a seguir tirando del hilo bestseller, pero, oye, llevamos un tiempo de relación y sabes que mis monas van por libre.

¿Cómo ser una buena feminista?

¿Has visto la segunda temporada de «Machos alfa»? El guion es estupendo. Ojalá lo woke nos deje reírnos de nuestras gilipolleces.

La serie me ha hecho pensar.

Como mujer me sigo deconstruyendo. A ratos, me descubro uniendo «coñazo» a lo malo, y «polla» a lo bueno.

Creo que contengo trazas de patriarcado.

Esto es un follón. ¿Qué es ser una buena o mala feminista?

¿Quién me asegura que salir a manifestarse es más eficaz que no ir a trabajar? En todo caso, será mejor que mirar para otro lado.

No sé tú, pero yo sigo teniendo miedo por la noche (o durante el día dependiendo de la zona).

Me da vergüenza entrar en la poza helada cuando hay muchos gymbros.

Me preocupa mi aspecto físico, dejar de ser atractiva o demasiado sexy.

¿Qué sentido tiene este 8m si nos siguen matando como a chinches?

Que mi heredera y sus amigas no vuelvan a casa solas, no es negociable.

Que vigilen su bebida para que no las echen mierdas, no es negociable.

Que tengan la misma precaución con el viejo que arrima cebolleta que con las carteristas de la Plaza Mayor, no es negociable.

¿Cómo convencerla de que durante su edad fértil tendrá menor oportunidad de contratación?

Te daría datos y cifras, pero no hacen falta. Hoy a los medios se les llena la boca hablando de que faltan niñas en la ciencia y que los cargos directivos están ocupados por hombres.

Y te la va a sudar.

¿Ser mujer duele?

Verás.

Tengo el pelo rizado y el peine de púas era el arma diabólica de mi madre. Con un chorretón de colonia (que siempre entraba en los ojos) y una coleta tirante tenía que comerme ocho horas de pupitre y aburrimiento.

En mi mochila rosa con kilos de purpurina y pintaúñas me metían la obligación de sonreír, sentarme con las piernas apretadas, encorvarme para no marcar pecho, caminar a pasos cortos y cumplir el expediente académico. Total, nadie esperaba mucho de mí.

Madre hizo lo que pudo.

Padre quiso que fuera una niña dulce y cortés. Lo intenté.

Abuela me aleccionó, «para presumir hay que sufrir». Me lo creí.

Prima me enseñó a hacer menos dolorosa la depilación a la cera, los tacones, los tampax y las tangas.

Hermana me ayudó en la maternidad.

Amiga es mi refugio.

Sororidad es la red.

Las hormonas, la celulitis, las canas, la grasa parda, la cuenta del banco, no son mis amigas.

El que dijo «una mujer es capaz de hacer varias tareas a la vez» nos hizo un regalo envenenado. Tampoco es amigo.

¿Existe el normofeminismo?

Hace tiempo que vengo notando, además de la lógica confusión, un cierto malestar de género.

Mucha crítica. Mucho ruido. ¿Quieren retomar el control?

La propaganda populista siempre ha funcionado y se va creando un sentimiento de culpa, pero no te confundas.

Los rumores de que existen varios feminismos no nacen de nosotras. Son bombitas soltadas por algún señoro con la única intención de sembrar el desconcierto.

Verás.

No tengo ni idea de si soy una normofeminista o de cartón piedra, pero en mi libro, me preocupo de incorporar a mujeres silenciadas de la historia que no te han dejado conocer.

Vaya por dió…

No lo puedo evitar. Tengo un ramalazo Paco Umbral que no veas.

Al final estoy hablando de mi libro.

Ya lo siento.

Cuando envías tu manuscrito a la editorial se pasa mal y estoy con los entuertos del parto. Dolorida.

También se pasa mal cuando te ningunean, anulan tu capacidad de crítica o te llaman feminazi o machirula.

Escribir y ser mujer no debería doler, pero, en ciertas ocasiones, lo hace.

No me hagas mucho caso. Mi síndrome de feminista despistada no tiene remedio.

 

Spoiler: Mi agente literaria (amo) me ha dejado un mensaje de los de enmarcar o rotular en camiseta.

Gradúa tus gafas que se viene libraco bueno. (Eso dice ella)


P.D: Mis 4 recomendaciones:

📖 Un libro ↣ Una habitación propia de Virginia Woolf.

🍿 Una serie ↣ Machos alfa

🍽️ Una comida ↣ Calamares en su tinta

🎙️ Un pódcastMETAdamas con Jaime Gármar, oratoria, ventas y buen rollo como pilares de la emprendeduría