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¿Qué es el turismo de bienestar? O mejor, ¿cómo lo interpreto yo?

Verás.

Hace unos años me regalé un Camino de Santiago distinto a los demás. Me costó convencer a mi heredera y evité meterla en albergues con olor a pies.

Así que organicé un camino pijo seleccionando los alojamientos más chulos y los mejores restaurantes. Fue un acierto.

No me juzgues, nena. No siempre ha sido así. Soy mochilera y me ha tocado dormir al raso o en un portal por no llegar a tiempo a pillar cama.

Pero, ¿sabes?, ahora tengo serias dudas sobre si ponerme las botas de nuevo y no tiene que ver con el presupuesto. ¿El motivo? Demasiada peña por ahí suelta.

¿Voy a renunciar al placer sencillo de caminar sola, con mis pensamientos en bucle o en total silencio mental?

Nanai.

Las multitudes no son lo mío y huyo del turismo de masas como del covid.

Para mí, viajar significa PAZ, momentos donde puedo sentarme tranquilamente en una plaza, frente a una fuente, cerrar los ojos y simplemente respirar.

Turismo hacia Santiago: un récord histórico (y yo buscando justo lo contrario)

Leo que el Camino de Santiago ha alcanzado cifras históricas en número de peregrinos: exactamente 499.239 Compostelas entregadas en 2024.

Te cagas.

Y, aunque me alegro por la economía, no puedo evitar preguntarme si no es precisamente eso lo que me empuja ahora hacia un viaje distinto, más personal, más introspectivo.

Mira.

Yo busco espacios donde reine la tranquilidad absoluta, donde puedo hacer un paseo consciente disfrutando del hecho de caminar sin estar pendiente del put* móvil.

No te hablo de lugares instagramables, sino de rincones con alma.

Turismo de bienestar: menos certezas, más experiencias (y un bonus de neurociencia)

Cuanto más investigo (y sabes lo mucho que me encanta husmear), más me convenzo de que las certezas absolutas resultan aburridas.

Está naciendo un nuevo turismo de bienestar que trata de sentir, de vivir experiencias auténticas, ralentizar nuestro ritmo vital y, sobre todo, de estar realmente presentes.

Dale a tu cuerpo alegría ¡aquí y ahora!

Oye.

¿Sabías que practicar la respiración consciente activa tu sistema nervioso parasimpático?

Esto es clave porque ayuda a reducir el estrés, ralentiza el ritmo cardíaco y mejora la claridad mental. Según un estudio de la Universidad de Stanford, dedicar solo 5 minutos al día a ejercicios de respiración profunda puede reducir significativamente los niveles de cortisol, la famosa «hormona del estrés».

5 minutos al día.

Solo eso.

Así que, hermana, cuando me veas frente a una fuente en plena respiración consciente, no es postureo (o no del todo); es que estoy aplicando ciencia para mejorar mi salud mental.

Además, según investigaciones recientes publicadas en el Journal of Environmental and Public Health, practicar grounding o earthing (lo que viene siendo caminar descalza sobre hierba o arena de toda la vida) puede reducir la inflamación, mejorar el sueño y aumentar la sensación general de bienestar.

Turismo de bienestar: estética y lujo reinventados (y con datos)

La estética cura, te lo digo siempre.

Amo la belleza. Las cosas bonitas, sencillas y ordenadas.

Y no lo digo por capricho: según estudios publicados por la Universidad de Harvard, estar en entornos diseñados con cuidado, con abundante luz natural, colores suaves y materiales naturales, puede disminuir el estrés hasta en un 60 %.

Vamos, que alojarte en hotelito bonito y bien diseñado no es frívolo, ¡es terapéutico!

El concepto de lujo también está cambiando. Ya no se trata de cuántas estrellas tenga el hotel o si las amenities del baño son de marca.

Ahora, el verdadero lujo es que el staff se preocupe por ti, te conozca de verdad y cuide los detalles que hacen de tu estancia algo único y personal.

¿Y si viajar fuera simplemente disfrutar del silencio?

Así que, aquí me tienes, reflexionando seriamente sobre mi próximo viaje o mi no-viaje.

Quizás lo que realmente necesito ahora es precisamente eso: quedarme sentada tranquilamente en la plaza de esta ciudad tan bonita donde vivo, frente a una fuente, en uno de los bancos de la ribera, o paseando descalza en el parque.

Disfrutando del sonido del agua y dejando que mi mente vuelva a encontrar ese equilibrio que tanto me hace falta.

Lo llaman turismo de bienestar, pero yo lo llamo placer auténtico, genuino y necesario.

Y tú, ¿qué buscas cuando viajas? ¿Te sumas al club del silencio o prefieres seguir con ruido?

Sea cual sea tu elección, recuerda respirar.

No seas panoli.

Artista, escritora y comunicadora. Madrid, Spain