Hoy es Lunes de Pascua. Los capirotes al trastero y las túnicas a la lavadora, pero mi body sigue de procesión. ¿Te pasa lo mismo?
Ya lo siento, pero mira reina, piénsalo… ¿hasta cuándo vas a seguir penando?
Porque procesionamos cuando cargamos con un cansancio que no se ve. Cuando respondemos: “todo bien” mientras el alma pide llanto. Cuando nos negamos un baño largo, una siesta sin culpa o un abrazo lento.
Hoy debería celebrarse la resurrección. Pero para algunas —las más panolis— el verdadero milagro es otra cosa. Volver a respirar. Mirarse en el reflejo sin juicio.
Y no sentir que tienes que hacerlo todo, todo el rato.
Hay una resurrección silenciosa, sin ángeles ni trompetas, que ocurre después de haberte quedado vacía. Después de semanas de tensión, noches de insomnio, y silencios que se te pegan a la garganta.
Oye, caraguapa. El bienestar no es una esterilla ni un mantra. Es volver. Volver a ti. A tu cuerpo. A tu piel. A tus costumbres cañís.
Así que esta mañana me he empapuzado unos churros con chocolate que quitan el sentío. Y por un momento, me he sentido viva. No fuerte. No brillante. No especialmente inspirada. Solo viva.
Con los dedos engrasados he ojeado la prensa y he decidido mis destinos para la Semana Santa del año que viene:
🟣 El entierro de Genarín (León) Un homenaje pagano a un borracho atropellado por el camión de la basura un Jueves Santo. Se le despide con orujo, queso, versos y una procesión nocturna con alma de novela de Valle-Inclán. Un ritual de resurrección por vía etílica.
🟣 La danza de la muerte de Verges (Girona) Cinco esqueletos bailan con guadañas al ritmo seco de un tambor. Una coreografía medieval que transforma el miedo en arte. Y que demuestra que si vas a palmar… mejor con ritmo.
🟣 La tamborada de Tobarra (Albacete) Más de 100 horas de tambor sin pausa. Una terapia colectiva de percusión donde el silencio no se rompe: se sacude. Nótese que pone “tamborada” con una R, porque dicen que la tamborrada es de San Sebastián. Récord Guinness!! Este año han conseguido el reto de tocar 104 horas el mismo tambor ininterrumpidamente.
España es así. Desmesurada.
Ritual. Sonora.
Profundamente emocional.
Bizarra.
Como yo.
Feliz lunes. Feliz vida que vuelve.
Y si puedes: resucita, pero a tu ritmo.
Marta Devota del wellness improbable y de los churros como forma de resistencia