Quino o el furtivo ladrón de siestas

Esta es la carta que siempre quise enviar al maestro Quino y nunca hice: Mi querido y admirado Joaquín Salvador Lavado Tejón, Desde que le conocí, y no puedo confesar los años que han pasado por pura coquetería, me tiene dulcemente esclavizada. Llevo años tratando de conciliar el sueño mientras repaso sus indicaciones de forma…