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Oye, ¿qué te parece la inclusión del breaking en los Juegos Olímpicos?

¿Una danza urbana convertida en deporte de élite? Sí, suena a un giro inesperado en la narrativa olímpica. Pero, como en toda historia, hay un sacrificio, y esta vez le ha tocado al kárate.

No sabía que era una ficha de quita y pon…

Ay madrecita, ¡qué pena tan grande! Un arte ancestral asociado a disciplina, respeto y, a «Kárate Kid», ha quedado fuera del programa olímpico después de su debut en Tokio 2020.

Por un lado, Damián Quintero (que me tiene loquita) y Sandra Sánchez, dos de los karatekas más destacados de nuestra era, brillaron con luz propia. Sandra, con su oro en kata, demostró al mundo por qué es la reina indiscutible del tatami. Damián, por su parte, se colgó una merecidísima plata, consolidando su lugar entre los grandes.

¿Tantos años de entrenamiento y sacrificio a la basura?

Me mosqueo: ¿cómo es posible que un deporte con tanta historia y un debut tan prometedor sea reemplazado tan rápidamente?

El breaking, con sus raíces en las calles de Nueva York, ha encandilado a la chavalería y, aparentemente, al COI. Pero, ¿es esto suficiente para dejar de lado una tradición que ha formado parte de la identidad de tantos deportistas?

No lo veo.

En España, el kárate ha tenido un impacto profundo. Que la cosa no viene de ahora. Más de 60.000 licencias federativas lo avalan, y clubes repartidos por todo el país continúan entrenando a futuros campeones.

La exclusión de los Juegos es un mazazo.

No quito mérito al breaking. Ha evolucionado de ser una forma de expresión cultural a un deporte altamente competitivo, y su inclusión refleja un deseo del COI de conectar con nuevas generaciones.

Me vale, pero que lo cambien por otra cosa, ¿no?

¿Estamos ante una evolución o un retroceso? Depende del cristal con el que se mire.

Los aficionados al breaking celebrarán el reconocimiento que se les ha dado, mientras que los karatekas sentirán que su disciplina ha sido injustamente relegada. Pero lo que está claro es que los Juegos Olímpicos están en constante cambio, y con ellos, nuestra percepción de lo que significa ser olímpico.

La humanidad está siempre en movimiento, adaptándonos y reinventándonos.

Aceptaremos breaking olímpico, pero no te olvides que el tatami todavía tiene mucho que ofrecer. Y mientras Damián, Sandra y tantos deportistas continúen inspirándonos, el espíritu del kárate seguirá vivo, dentro y fuera de los Juegos.

¡Osu!

Artista, escritora y comunicadora. Madrid, Spain