En mi adolescencia leí por primera vez la inquietante y amarga novela “Ensayo sobre la ceguera” y aquí me tenéis abriendo el libro por cualquier página como si Saramago pudiera hablarme. «El miedo ciega» ¡Ay, Don José! ¡Qué poquita importancia le da a sus personajes para que podamos ser cualquiera! ¡Qué difícil es leerle en ausencia…