Queridos Reyes Magos,
Iba a pediros una crema antiarrugas pero, francamente, puedo prescindir de ella porque hay algo que me urge más: UN LÁPIZ.
- Un lápiz para agendar cada encuentro humano y sentirlo como sagrado.
- Para marcar en el calendario los días en los que me siento satisfecha.
- Para chequear mi «lista de cosas que hacer antes de morir».
- Para escribir otro cuento con alma.
- Para bocetar paisajes y tomar apuntes del poco «mundo natural» que nos queda.
- Para tachar lo que me complica la vida y subrayar lo que me implica en ella.
- Para reivindicar que el Arte es mi antídoto contra el miedo y que con la Filosofía hago más preguntas y menos suposiciones.
Quiero pintarrajear bigotes a los multimillonarios que aparecen en la lista Forbes, verrugas a los expertos del informe Pisa y orejotas a los que contagian su mal rollo.
- Quiero dibujar corazones en los muros y escribir versos libres.
- Quiero imitar a las mujeres que plantan semillas en el desierto.
- Quiero usarlo como puntero para denunciar a los malos, como baqueta para mis días sin ritmo y como alfiler para sujetarme el moño y gritar que estoy ‘hasta el mismo‘ de la falta de compasión.
- Quiero un lápiz de colores, para cubrir con veladuras a los héroes que salen de la niebla y con goma, para borrar la miseria.
- Quiero un lápiz grande, para colocarlo entre mis dientes y obligar al cerebro a creer que estoy sonriendo.
No puedo permitirme seguir sumando días sin sonrisas, ni abrazos, ni caricias.
Aunque después de escribir esta carta me doy cuenta de que en esta noche mágica no necesito un lápiz para sonreír.
Traedme mejor la crema antiarrugas.
Marta
5 de enero de 2021