Saber cerrar no es una habilidad. Es una supervivencia. Es una forma de no dejarte el alma en lo que ya caducó.
Y sin embargo, nos pasamos media vida atrapadas en cosas que ya no están: relaciones sin pulso, proyectos zombis, conversaciones congeladas, versiones de nosotras mismas que ya no existen.
Este artículo nace del episodio 5 de Sultanas que respiran, donde exploro contigo el arte de saber cerrar con respeto, con respiración y sin culpa.
Si lo prefieres, puedes escucharlo completo aquí.

¿Por qué nos cuesta tanto cerrar?
Porque nos da miedo que cerrar sea perder. Pero no todo lo que se va es pérdida. Y no todo lo que se queda, nos conviene.
Cerrar una relación, una etapa, una identidad o un trabajo puede doler. Pero duele más sostener lo que ya no se sostiene solo.
En psicología hay un nombre para eso que te pasa cuando no puedes soltar: efecto Zeigarnik. El cerebro recuerda mejor lo inconcluso. Las cosas sin final se quedan en modo «pendiente» dentro de ti, ocupando espacio mental, emocional y físico.
Por eso sientes que no avanzas. Porque llevas mil puertas entreabiertas. Y ninguna te deja pasar del todo.
Las consecuencias de no saber cerrar
- Rumiación mental constante: vuelves una y otra vez al mismo pensamiento.
- Fatiga emocional: te cansas de cargar cosas que ya no te corresponden.
- Dificultad para conectar con lo nuevo: sigues comparando, esperando, retrasando.
Cuando no cierras, no descansas. Y si no descansas, no decides. Solo sobrevives.
Respirar para saber cerrar: el cuerpo también necesita final
En el episodio comparto una meditación guiada de 15 minutos pensada para ayudarte a cerrar desde el cuerpo. Te dejo aquí el enlace directo.
La respiración consciente es la herramienta más simple y más poderosa que tenemos para acompañar los cierres. Inhalar para recibir. Exhalar para soltar. Sin fuerza. Sin prisa. Con verdad.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y cierre emocional
ACT nos enseña a dejar de luchar contra lo que sentimos y, en su lugar, actuar en dirección a nuestros valores. Eso implica aceptar el dolor del cierre sin intentar anestesiarlo, y comprometerte con lo que sí importa.
Frase clave: “No esperes a que desaparezca el miedo para empezar a vivir.”
Cerrar desde ACT es reconocer: sí, esto duele. Pero más duele quedarme aquí.
Flow y cierre: la relación inesperada
El estado de flow solo es posible cuando estás totalmente presente.
Pero si tienes ciclos abiertos, conversaciones pendientes o emociones no digeridas, tu atención está dividida.
Cierre = foco. Foco = flow.
Saber cerrar te permite entrar de lleno en lo nuevo. Es una limpieza cognitiva, emocional y vital.
Cerrar una venta también es un acto emocional
Cerrar bien una venta o proyecto profesional implica respeto, claridad y acción. El cliente también necesita sentir que hay un final claro, no una relación eterna de mensajes pasivo-agresivos y presupuestos sin respuesta.
Técnica: Cierre por alternativa. Ejemplo: ¿Quieres empezar este mes o el siguiente?
Técnica: Cierre con resumen. Recapitulas beneficios y preguntas si avanzamos.
Técnica: Cierre consciente. Si no es ahora, no pasa nada. Pero dilo. Que ambas partes puedan respirar.
Mantras para cerrar con respeto y sin guerra
- “He cerrado. No desde el miedo, sino desde el amor.”
- “No todo lo que termina es pérdida. A veces es liberación.”
- “Mi cierre no es castigo, es dignidad.”
- “Gracias por lo vivido. Ya no me pertenece.”
- “Si me elijo, el amor se ordena.”
Puedes repetirlos durante la meditación, usarlos como afirmaciones diarias o escribirlos en tu espejo.
Ejercicio práctico: el cierre simbólico
- Escribe una carta a eso que quieres cerrar (persona, trabajo, versión de ti). No la envíes.
- Léela en voz alta. Sí, en voz alta.
- Rómpela, quémala o entiérrala. Y respira.
El cuerpo necesita actos concretos para registrar el cierre.
Saber cerrar es un acto revolucionario en un mundo que nos empuja a acumular, a sostener, a fingir que nada duele.
Pero duele. Y eso también se honra.
En este episodio de Sultanas que respiran, respiramos para cerrar con respeto, con ternura y con claridad.
Porque tú no viniste a ser el cajón de lo pendiente. Viniste a vivir.
Y vivir bien empieza por cerrar bien.
Escucha también:
Sultanas que respiran #1 – Respirar con sentido
Sultanas que respiran #2 – Estar en el cuerpo
Sultanas que respiran #3 – Calma no es silencio
Sultanas que respiran #4 – Respirar que enfría y resetea
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Seguimos respirando juntas, aunque no nos veamos.
—Marta Sanmamed, deseando cruzarme contigo en alguna esquina del alma.