Ideas creativas para escribir entre rosas, dragones y notas de voz ajenas (o cómo no perder la chispa creativa)
Cada 23 de abril me convierto en una versión más romántica (y con mejor letra) de mí misma.
No es casualidad. Es el Día del Libro y la Rosa. Y el día de San Jorge o San Jordi.
Me gusta pensar que cuando vencemos nuestros monstruos (la inseguridad, el síndrome de la impostora, el “esto no le importa a nadie”) también nace una flor.
Una historia. O una frase. O simplemente una palabra bien puesta.
En el nuevo episodio de METAdamas, me meto de lleno en la jungla (maravillosa y a veces extenuante) del acto de escribir.
Hoy te hablo como escritora, copywriter, contadora de historias (storyteller), mujer curiosa y bastante cínica.
Escribir es mi forma de entender el mundo. Y también de hackearlo.
La leyenda
Una ciudad asediada por un dragón y una princesa como sacrificio.
Apareció San Jorge, la rescató, mató al dragón y de la sangre del bicho brotó una rosa roja. Fin.
¿Y qué tiene esto que ver con las letras? Todo.
El dragón es ese bloqueo. Esa voz que dice: “abandona nena. todo está dicho”. Esa parálisis frente a la hoja en blanco que chotea de ti. La rosa es el texto que, al final, florece.
Puedes escuchar más sobre autoestima y el síndrome de la impostora en este episodio.
El relato que se impone a la duda. Y San Jorge… en fin, marymary, San Jorge podrías ser tú misma cuando te pones a escribir pese a todo o cuando se te cuelan en el súper.
¿Qué es escribir hoy? ¿Y cómo se diferencia del copywriting o del storytelling?
Lo sé. El universo digital ha puesto todas estas palabras en la misma licuadora. Pero no, no es lo mismo.
Vamos por partes.
Escribir es poner palabras en un orden más o menos coherente con una intención más o menos definida. Escribir es una actividad que puede ir desde tu diario personal hasta una novela ganadora del Planeta. Pero sobre todo, escribir es pensar con los dedos.
Copywriting es otra movida. Aquí la cosa va de vender. De persuadir. De lograr que alguien haga clic, compre, se suscriba, diga “sí, esto lo quiero”. Es un arte (sí, un arte y no es manipulación) que mezcla técnica, empatía, estructura y ética. En el fondo, es seducir con palabras.
Storytelling, en cambio, es el alma. La forma en la que contamos lo que contamos. Es lo que convierte una anécdota en una historia que emociona, conecta o transforma. El storytelling bien hecho no se nota. Se siente. Como un buen perfume.
Y sí, yo le doy a todo.
10 herramientas que uso cuando escribir parece imposible
Hay días en los que escribir se siente como empujar un Land Rover. Para esos momentos, he creado mi propio botiquín creativo.
Aquí van mis 10 técnicas preferidas para recuperar la chispa, algunas las comparto en el episodio.
- Escribir a lo loco durante 5 minutos. Pones el cronómetro, te olvidas del juicio y escribes lo que sea. Desde “odio esta silla” hasta una escena de sexo intergaláctico. Da igual. Lo importante es calentar.
- Escuchar conversaciones ajenas. Cafeterías, parques, trenes. Roba frases, entonaciones, silencios. El mundo está lleno de diálogos que esperan ser rescatados. Si te interesa explorar cómo escribir desde el cuerpo y la potencia sensorial, te recomiendo este artículo: “Cállate un momento y escucha: así vuela una diosa sobre un capó”
- Hacer listas absurdas. Cosas que me dan rabia. Nombres que tendría si hubiera nacido en Islandia. Motivos por los que no soporto los martes. Las listas son un parque de atracciones para la mente.
- Escribir como si no lo fueras a enseñar nunca. Suéltate el pelo. Cuando no escribes “para nadie”, aparece tu voz más pura.
- Cambiar de escenario. A veces solo necesitas otra mesa. O una silla con sol. O una plaza desierta. Tu creatividad se activa con los sentidos, y el entorno importa.
- Imitar a tus ídolas. Escribe como si fueras Dolores Redondo. Roba el ritmo, el tono, la estructura. Luego deja que tu voz se imponga.
- Grabar notas de voz mientras caminas. Una idea al vuelo es oro puro. Y si la dejas pasar, se convierte en humo. Graba, guarda y luego transcribe. Te sorprenderá lo que dices cuando no te miras escribir.
- Leer textos tuyos antiguos. Puede darte vergüenza. O puede inspirarte. Pero seguro que te reconecta con quién eras (y por qué empezaste a escribir).
- Inventar una historia con tres palabras al azar. Gato, volcán, martini. Dale. Sin pensar demasiado.
- Decirle a una amiga que te lea en voz alta lo último que escribiste. Su entonación te da pistas. Lo que le resuena, lo que no. Escucharte en otra voz también es revelador.

La IA y la escritura: ¿ángel, demonio o correctora obsesiva?
Sí, también hablamos de la inteligencia artificial.
¿Cómo no…?
La inteligencia artificial ha entrado a saco en el mundo de la escritura. Puede ayudarte a estructurar, sugerir títulos, corregir errores e incluso escribir textos enteros. ¿Entonces ya no hace falta escribir?
Yo diría que más que nunca.
Ahora que una máquina puede redactar un correo aceptable o una entrada de blog medianita, lo único que marcará la diferencia es tu autenticidad, tu mirada, tu estilo.
Escribir ya no es solo poner palabras. Es hacer que se note que estás viva detrás del teclado.
En el episodio comento los pros (productividad, estructura, inspiración) y los contras (falta de alma, texto genérico, dependencia).
Pero la conclusión es clara: la IA no es tu enemiga, pero tampoco tu musa. Es una herramienta. Y la pluma, hermana querida, sigue siendo tuya.
El verdadero motor de escribir (spoiler: no es la fama)
Escribir es, para muchas de nosotras, una forma de sanación, de reconstrucción, de resistencia. Es un espacio propio. Un espejo. Un refugio. Y, en días como hoy, también una celebración.
Cada frase escrita es una mini batalla ganada al dragón de la duda. Cada párrafo es una rosa que florece contra todo pronóstico.
Cada texto compartido es una rosa lanzada al aire, esperando besar a alguien.
La creatividad nace del mismo lugar: ese rincón íntimo, poderoso y caótico en el que decidimos seguir creando.
Epílogo sin moraleja
No sé si escribir nos salva.
Pero sí sé que escribir nos transforma. Y eso, al menos para mí, ya es suficiente.
Así que celebra este Día del Libro y la Rosa a tu manera.
Con tu cuaderno, con teclado, con vino o con notas de voz. Pero escribe.
Tu historia, aunque te cueste creerlo, importa.
A mí, me importa.
🎧 Escucha el episodio completo:
10 herramientas para inspirar tus escritos (y vencer al dragón de la página en blanco)
Disponible en Spotify, Apple Podcasts y en tu plataforma habitual.