En noviembre a Marta Morticia la entrevistan mucho.

Lo de ir a llevar flores al cementerio vende poco.

Te cuento algunas preguntas que son un clásico:

✓ ¿Has pensado en tu epitafio?

Sí, lo he pensado y sale barato para el cantero: VIVIÓ

✓ ¿Cuál es tu tumba favorita?

Son muchas, pero algunos ángeles como el de Benlliure en la tumba de Sorolla en Valencia o el de Llimona en Comillas me enamoran.

✓ ¿Te has quedado alguna vez encerrada en un cementerio?

Solo una vez y no quiero repetir

✓ ¿Has visto fantasmas?

Pues no, pero no me importaría.

Así todos los años…

 

Pero, ¡ojito! Ayer me hicieron derrapar con esta pregunta: ¿Por qué hay tantos gatos en los cementerios?

Gatos haberlos, haylos a montones.

Los verás dormitando sobre las lápidas y, como mucho, abrirán un ojo para observarte con condescendencia.

Son colonias controladas y la mayoría de los cementerios son petfriendly.

También con ardillas, gaviotas, lechuzas, perros y hasta con algún humano me suelo cruzar por las ciudades intramuros.

Los gatos de María Zambrano

Posiblemente, no haya otra tumba más gatuna en España, como la de María Zambrano, expulsada de Italia por la denuncia de un vecino fascista que alegaba que no se podía estar cerca de esa «chiflada» que vivía con más de veinte felinos.

La Zambrano reposa en el cementerio de Vélez-Málaga y en su lápida se puede leer un verso de El Cantar de los cantares de San Juan de la Cruz:

Surge amica mia et veni.
«Levántate, amiga mía y ven»

Se desconoce el motivo por el que, habiendo mejores rincones donde podrían estar los gatos, ellos se apelotonen sobre esta sepultura.

¿Será su forma de agradecerle que fuera una de sus mayores protectoras?

De tumba en tumba

Y yo me pregunto… ¿Qué narices nos pasa cuando llega noviembre?

¿Cuánto nos durará la certeza de que esto se acabará en algún momento?

¿Lo que dura la noche Halloween y nos quitamos la sangre de mentira y el disfraz zombi?

Si algo he aprendido en más de 25 años de tumba en tumba es, que ganamos calidad de vida cuando somos conscientes de que todo puede cambiar en un segundo.

De que el pasado y el futuro son una invención y de que hay cosas más esenciales en la vida que tener razón.

Los cementerios tienen voz.

No son libros mudos y si «estás presente» puedes llegar a escuchar (incluso comprender) lo que quieren decirte los tumbaditos.

Guiones y fechas en las lápidas

Cuando vayas a un cementerio fíjate en ese pequeño guion que ves en las fechas grabadas en las lápidas.

La vida es esa pequeña línea que separa tu fecha de nacimiento de la de defunción.

Mira lo que decía el gato de Cheshire a Alicia.

– ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

– Esto depende del sitio al que quieras llegar – dijo el gato.

– No me importa mucho el sitio… -respondió ella.

– Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes – respondió él.

– … Siempre que llegue a alguna parte – añadió Alicia como explicación.

– ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte – aseguró el gato -, si caminas lo bastante!

 

Los que he amado no mueren si viven en mí.

Por eso hoy sonrío y ronroneo como los gatos.