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Un episodio especial de METAdamas sobre el duelo (y otras muertes que no se ven)

Hoy ha muerto el Papa Francisco I.

Y aunque no soy especialmente vaticanera, su muerte me ha removido algo que va más allá de lo religioso. Porque cuando muere una figura así, no se va solo una persona. Se muere un símbolo. Un referente. Un trozo de mundo que estaba ahí, siempre, aunque no lo miraras todos los días.

Como cuando se muere una madre.

No estoy comparando. Estoy hilando.
Porque este episodio de METAdamas gira en torno a lo que sentimos cuando se va una figura que, sin darte cuenta, sostenía una parte de tu estructura interna.

Y esa sensación de “¿y ahora qué?” me llevó directamente al duelo.

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Duelo: eso que nadie te enseña pero todas vivimos

Vivimos en una sociedad que te enseña a producir, a aparentar y a recuperar “la normalidad” lo antes posible. Pero nadie nos ha explicado cómo se atraviesa un duelo.

No el de los funerales con flores blancas y frases hechas.
El otro. El que no tiene ceremonia.
El que sucede dentro. En las tripas. En la garganta. En ese espacio extraño donde una está viva, pero vacía.

He querido hacer este episodio porque muchas veces el duelo se confunde con tristeza, con debilidad, con flojera. Y no. El duelo es un estado profundo de transición.
Es una metamorfosis silenciosa.
Es el amor buscando un lugar donde quedarse después de haber perdido su forma.

Y aunque culturalmente le damos el protagonismo a la muerte física, hay muchos tipos de duelos que pasan desapercibidos:

  • El duelo por una madre, incluso cuando ya la habías perdido emocionalmente años antes.
  • El duelo por una relación que no funcionó, pero que te dejó rota.
  • El duelo por una etapa que se fue sin aviso.
  • El duelo por la mujer que eras antes de enfermar, de divorciarte, de quedarte sola.

El duelo es una grieta por donde entra la verdad.
Y duele, sí. Pero también limpia.

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Cuando muere una madre

Hay algo profundamente transformador en el duelo por una madre.
No importa si tu madre era dulce o difícil, cercana o ausente.
Cuando se va, se rompe algo en la raíz.
Se acaba un idioma. Se extingue una costumbre. Se borra una voz que, aunque no siempre querías oír, era la que más reconocías.

Nadie te prepara para eso.
Para convertirte en “la mayor”. Para que no haya nadie por encima de ti.
Para ser tú la que ahora sostiene el mundo.

En el episodio, hablo de esa sensación.
De esa orfandad emocional que aparece, incluso cuando tienes familia, pareja, hijos.
Porque una madre es una coordenada interna. Y cuando desaparece, necesitas reubicarte desde cero.

Ritualizar el dolor: lo que otras culturas sí entienden

Mientras preparaba este episodio, estuve investigando cómo otros países, otras culturas, tratan el duelo. Y es fascinante.

En México, durante el Día de los Muertos, se honra a los difuntos con altares llenos de color, comida, flores, música.
En Ghana, hay funerales que son auténticas celebraciones.
En Japón, se cuida el altar familiar durante todo el año.
En Bolivia, se decoran cráneos con flores, cigarros y galletas, como si la muerte tuviera ganas de vivir un poco más.

Los judíos «obligan» a que el duelo se mantenga durante una semana. En ese tiempo no puedes hacer nada. Te cocinan los vecinos y se encargan de la casa. Los dolientes se centran en su dolor.

Aquí, en España… apenas te dan tres días laborales.
Y un montón de silencios incómodos.

Por eso, en el episodio propongo que implementes tus propios rituales:

  • Crear un altar, aunque sea con una vela y una foto.
  • Escribirle una carta a esa persona que ya no está.
  • Cocinar su receta favorita y comértela sin culpa.
  • Guardar una prenda suya que aún huela a ella.
  • Escuchar su canción.
  • Decir su nombre en voz alta cuando te venga el llanto.

No para que desaparezca el dolor. Sino para que el dolor tenga dónde apoyarse.

¿Qué hacemos con lo que duele?

No hay manual para el duelo.
Pero sí hay herramientas para no quedarte sola en el medio del derrumbe.

Te comparto algunas:

  • Buscar una red de apoyo. Aunque sea una sola amiga con la que puedas hablar sin filtros.
  • Validar lo que sientes, aunque no encaje con lo que esperas sentir.
  • No tener prisa por “superarlo”.
  • Volver al cuerpo: caminar, respirar, escribir, tocar cosas, hacer cosas con las manos.
  • Evitar anestesiarte todo el tiempo.
  • Y, si lo necesitas, pedir ayuda profesional.

Pero, sobre todo, darte cuenta de esto:
Estás de duelo, no estás rota.

Una meditación para cerrar los ojos y abrir el alma

El episodio cierra con una meditación muy suave.
Una lectura íntima, pensada para que puedas parar, respirar y sentir que no estás sola.
Porque el duelo no se atraviesa con la mente. Se atraviesa con el cuerpo, con el llanto, con el silencio y, a veces, con la voz de otra persona que te dice:
“Yo también estuve ahí.”

La frase que más se me ha quedado grabada mientras grababa este episodio es esta:

“El duelo es amor que no sabe dónde quedarse.”

Y me parece la definición más bonita y más real.

Así que si estás atravesando un duelo —reciente o antiguo—, si perdiste a alguien, si no sabes cómo despedirte, si simplemente estás en una etapa de cambio donde algo se va y tú aún no sabes cómo soltarlo… este episodio es para ti.

Te invito a escucharlo con una manta, con un té, o con los ojos cerrados en el metro.
Te invito a llorarlo si lo necesitas.
A reír si de repente aparece un recuerdo absurdo.
Y, sobre todo, a permitirte sentir.
Porque sentir no te debilita.
Sentir te devuelve a ti.


🎧 Escucha el episodio completo:
Duelo: el arte de perder sin dejarte perder
Disponible en Spotify, Apple Podcasts y en tu plataforma habitual.

METAdamas T4. Duelo: el arte de perder sin dejarte perder

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Artista, escritora y comunicadora. Madrid, Spain