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leyendo cuentos

 

Estoy releyendo un pequeño libreto que me regaló mi querida amiga y reconocida pintora Nati Cañada, mi Dama Blanca, como yo le llamo.

No voy a revelar aquí detalles íntimos de su vida y simplemente os diré que es de esa clase de personas que aprende a vivir sin la mitad de su corazón…

Ella dice, que al salir de su casa puede tomar dos caminos: uno es una Gran Avenida generalmente atascada de coches y transeúntes. El otro es un camino sin asfaltar rodeado de castaños. Ella suele elegir el camino de los castaños, aunque sea más largo y le obligue a dar un rodeo.

Elegir. Esa es la única libertad que tenemos.

Elegimos tener hijos ( a veces…), elegimos qué clase de cuentos contarles, elegimos el momento de leerlos (generalmente por la noche) a veces agarramos a la desesperada aquél cuyo título dice:< Cuentos para dormir en 5 minutos> o incluso nos bajamos una app y les dejamos la tablet enchufada hasta que caen fritos.

No tengo nada en contra de los cuentos de 5 minutos, y menos sobre la opción de tener o no hijos, pero… ya que los traemos al mundo, ¿por qué tiene que ser precisamente por la noche, cuando más cansados están (estamos), cuando apenas prestan atención (ni nosotros), el momento para leerles un cuento?

Vivo muy cerca del cole de mi hija y como mi querida Dama blanca, también tengo la opción de caminar por una calle ruidosa o por la senda de los árboles.

Ya os imaginaréis que me lado me tira más y llevamos años dejándonos sorprender por los distintos amaneceres, cómo se desdibujan los cipreses entre la niebla, el rocío brillando sobre el césped o el revuelo que montan los pájaros escapando de algún perro. Y además como practicamos el MOVIMIENTO SLOW ¡mucho mejor!

Ese es nuestro momentazo cuentacuento  del día, ya sea de 5 o de 10 minutos.

Paseando entre árboles se crea el ambiente perfecto para hablar de autoestima, confianza, compasión, agradecimiento, ternura…

Además, este año tenemos la suerte de recoger por el camino a un amiguito y nos da tiempo para hacer una minitertulia literaria antes de que entren al cole y les llenen la cabeza con fichas, números y datos…

Os dejo con esta frase tan chula con la que cierra el libreto de mi querida Dama blanca:

< Los pájaros no cantan PORQUE están alegres, cantan PARA estar alegres>

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